Cuando se habla de eficiencia energética en el hogar, se tiende a prestar atención a parámetros que no tienen en cuenta el nivel de calidad de aire interior, un elemento esencial en la salud de las personas. Conseguir un nivel de humedad idóneo en casa juega un papel muy importante para mantener unos niveles óptimos de calidad del aire interior, lo que repercute directamente en nuestro bienestar diario y en la conservación adecuada de la vivienda.

Tabla de contenidos
¿Qué es la humedad ambiental?
La humedad ambiental se refiere a la presencia de vapor de agua en el aire. Este es uno de los parámetros fundamentales para determinar la calidad del ambiente interior en los edificios. Podemos medirla como humedad absoluta (cantidad real de vapor de agua en el aire) o, más comúnmente, como humedad relativa, que expresa el porcentaje de saturación del aire con vapor de agua en relación con la máxima cantidad que podría contener a una temperatura determinada.
En nuestros hogares, la humedad ambiental puede verse afectada por múltiples factores como la respiración y transpiración de los ocupantes, la cocción de alimentos, el uso de la ducha, el secado de ropa en interiores, e incluso las propias características constructivas del edificio. Un control adecuado de este parámetro resulta esencial tanto para nuestro confort como para la salubridad del espacio.
¿Cuál es la humedad ideal en casa?
Para establecer unas condiciones óptimas de confort dentro de la vivienda no solo se tiene en cuenta la humedad relativa, sino también la temperatura seca del aire, la temperatura radiante media de los cerramientos del recinto y la velocidad media del aire. Incluso se valora la actividad metabólica y el grado de vestimenta de las personas que se encuentran dentro de la estancia.
Las condiciones interiores óptimas de los edificios varían de la época invernal al estío. Según los parámetros establecidos en el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios), la humedad óptima en casa debe situarse:
- En invierno: entre el 40% y 50% de humedad relativa, con temperaturas de 21-23°C
- En verano: entre el 45% y 60% de humedad relativa, con temperaturas de 23-25°C
Mantener estos niveles de humedad ideal en casa no solo proporciona una sensación de confort, sino que también previene problemas de salud respiratoria y evita daños estructurales como la aparición de moho, deterioro de materiales y problemas de condensación en paredes y ventanas.
Cómo identificar problemas de humedad en el hogar
Existen señales claras que indican niveles inadecuados de humedad en casa:
- Humedad excesiva: condensación en ventanas y superficies frías, manchas de humedad en paredes o techos, aparición de moho, olor a humedad, sensación de ambiente pesado y dificultad para respirar.
- Ambiente demasiado seco: piel y labios secos, irritación ocular, problemas respiratorios, aumento de la electricidad estática, agrietamiento de muebles de madera y parqué.
Estos indicadores nos avisan de que la humedad ambiente ideal no se está manteniendo, lo que requiere tomar medidas correctivas.
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Cómo medir la humedad del aire
Para medir con precisión la humedad del aire se utilizan higrómetros, equipos que durante las últimas décadas han evolucionado considerablemente, hasta el punto de tener actualmente un tamaño similar al de una memoria USB y estar totalmente digitalizados. Este desarrollo tecnológico refleja la creciente importancia que tiene el control de la humedad en nuestro entorno diario.
Los higrómetros más modernos no solo miden la temperatura y la humedad relativa (con fecha y tiempos de registros), sino que también calculan parámetros complementarios como el punto de rocío. Muchos modelos permiten hasta 17.000 registros, por lo que almacenan información suficiente para hacer un seguimiento continuo de una estancia concreta durante un largo periodo de tiempo.
La ubicación correcta del higrómetro es importante: debe colocarse lejos de fuentes de calor, frío o humedad directa, y preferiblemente a la altura de respiración de los ocupantes, para obtener mediciones representativas del ambiente que realmente experimentamos.
Soluciones prácticas para regular la humedad en casa
Existen diversas estrategias para mantener la humedad en los niveles óptimos, aunque no todas ofrecen la misma eficacia. Analicemos las principales opciones disponibles, empezando por la más tradicional pero menos efectiva.
Ventilación natural: una opción insuficiente
Aunque abrir las ventanas para ventilar la casa ha sido tradicionalmente la forma más común de renovar el aire, la ventilación natural resulta claramente insuficiente para mantener una humedad adecuada en casa de forma constante. Esto se debe a varios factores:
- Depende completamente de las condiciones meteorológicas exteriores
- Es difícil de controlar y regular según las necesidades específicas
- Resulta ineficaz en edificios modernos con alta estanqueidad
- Supone una importante pérdida energética, especialmente en invierno y verano
- No garantiza una renovación homogénea del aire en todas las estancias
Por estas razones, para conseguir y mantener una humedad relativa ideal, es necesario implementar sistemas más eficientes y controlables.
Sistemas inteligentes de ventilación y su influencia en la humedad relativa ideal
La ventilación está estrechamente relacionada con el nivel de humedad dentro de casa, lo que repercute en el consumo de energía que se necesita para mantener un ambiente confortable y saludable en las diferentes estancias del hogar.
Instalar un sistema inteligente de ventilación ayuda a evitar las concentraciones elevadas de humedad gracias a su extracción de zonas húmedas como baños o cocina, manteniendo así el aire interior dentro de unos niveles adecuados de humedad.
Una escasa ventilación puede traer consigo problemas de salud a los habitantes de ese espacio, ya que puede dar lugar a porcentajes elevados de humedad y favorecer la concentración de diferentes elementos contaminantes. Por ejemplo, un alto porcentaje de humedad provoca un aumento de la presencia de moho lo que incrementa considerablemente el riesgo de infecciones respiratorias.
Ventajas de instalar un sistema inteligente de ventilación
Los principales beneficios de instalar un sistema inteligente de ventilación son:
- Ahorro energético: Reducción significativa en los costes de climatización
- Menor demanda energética del hogar gracias a la recuperación de calor
- Mejora de los niveles de confort térmico durante todo el año
- Control efectivo de la calidad del aire interior mediante sensores
- Mantenimiento automático de niveles de humedad ideal
- Prevención de problemas de salud relacionados con la humedad inadecuada
- Protección de la estructura y elementos de la vivienda frente a condensaciones
La Demanda Controlada de Ventilación (DCV) controla de forma automática la cantidad y calidad del aire del interior de la vivienda. Estos sistemas introducen un volumen de aire variable en el edificio lo que permite maximizar el confort de la casa, al mismo tiempo que se hace un uso de la energía más eficiente. Esto se traduce en que la Demanda Controlada de Ventilación supone un ahorro energético medio del 40%.
Estos sistemas constituyen la mejor solución técnica actual para garantizar una correcta ventilación y evitar muchos problemas vinculados a la mala calidad del aire como la proliferación de bacterias, ácaros del polvo, hongos y humedades.
Los requerimientos del RITE son determinantes en la regulación de la humedad ideal de una casa y de salubridad en general. Esto es debido a que no sólo tienen en cuenta la sensación de confort de los usuarios y habitantes, sino que también velan por la salud de éstos: el dato de humedad relativa máxima anteriormente citado del 60%, es el máximo al que habría que llegar si queremos evitar condensaciones que dan lugar a aparición de moho y microorganismos perjudiciales para la salud.
En Soler & Palau contamos con especialistas que pueden asesorarte sobre el sistema más adecuado para tu hogar, garantizando el máximo confort con el mínimo consumo energético.
