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Certificado WELL, ¿qué es y qué beneficios aporta?

Publicado por S&P          diciembre 3, 2021          Lectura: 4 min.

Las organizaciones e instituciones públicas están cada vez más implicadas en la protección de la salud y el bienestar de la población. Esta línea de acción es el marco ideal para que surjan iniciativas como el certificado WELL, un instrumento que sirve para verificar las características de los edificios en lo que se refiere a su impacto en el bienestar de las personas que habitan o trabajan dentro de ellos. Aunque existen otras certificaciones que inciden en este tipo de análisis, esta es la primera vez que el foco está puesto exclusivamente en la salud y el confort, de ahí la importancia de analizar en profundidad qué es el certificado WELL y cuáles son sus especificidades.

Lectura: 4 min.

¿Qué es el Certificado WELL?

Las personas pasamos más del 90 % de nuestro tiempo dentro de espacios cerrados. Basta conocer este dato y repasar situaciones de nuestra vida cotidiana (como la vivida durante los meses de pandemia) para entender por qué es esencial garantizar la calidad de los edificios donde vivimos y trabajamos. No solo se reduce a evitar enfermedades, sino, como señala la Organización Mundial de la Salud, de la necesidad de garantizar el bienestar físico, mental y social de los individuos.

Con el certificado WELL se identifican, miden y monitorizan las características de un edificio que tienen un impacto directo en la salud y el bienestar de quienes ocupan su interior. Es un sistema de medición dinámico y que, por primera vez, no se basa en la prescripción, sino en el rendimiento. Es una iniciativa que aplica tanto en edificios de nueva construcción como en los antiguos, independientemente del uso al que se destinen o las actividades que se realicen en su interior. Por tanto, pueden solicitar el certificado WELL los bloques de pisos, los destinados a oficinas, a una escuela, a una residencia o los de uso mixto.

¿Qué aspectos mide el Certificado WELL?

La certificación WELL analiza aquellos elementos que tienen una incuestionable incidencia en la salud y en el confort de las personas. Inicialmente, esos factores se agrupaban en siete categorías, pero, en la actualidad, el conocido como WELL v2 se fija en estos 10 indicadores:

  • Aire: el objetivo es optimizar la calidad del aire interior, adoptando las mejores estrategias, ya sean activas o pasivas, para su renovación y la eliminación de los elementos contaminantes.
  • Agua: monitoreo de las fuentes que abastecen de agua al edificio, incluyendo un análisis de su composición, turbiedad y porcentaje de cloro.
  • Iluminación natural: análisis del espectro luminoso y aprovechamiento máximo de las fuentes de luz natural.
  • Acústica: comprobación de la injerencia del ruido exterior e implantación de medidas para mejorar la envolvente y otros factores que garantizan el aislamiento acústico.
  • Confort térmico: medición de las condiciones de temperatura y humedad de los espacios cerrados del edificio o, como se denomina científicamente, diagrama psicrométrico, un análisis imprescindible para valorar la calidad de las condiciones de confort y bienestar en el interior.
  • Movimiento: las actuaciones del certificado WELL en este apartado se enfocan a estudiar la presencia o ausencia de elementos que promuevan o faciliten la movilidad de los ocupantes, desde el uso de mobiliario ergonómico hasta la reserva de espacios destinados a la práctica de ejercicio físico.
  • Materiales: análisis del tipo de materiales usados en la construcción y acondicionamiento de las distintas estancias del edificio, comprobando sus niveles de emisión de contaminantes.
  • Alimentación: uno de los indicadores que ponen claramente de manifiesto el enfoque innovador del certificado WELL es que se ocupe de determinar hasta qué punto la empresa o institución responsable del edificio analizado promueve hábitos alimentarios saludables.
  • Mente: en la misma línea que el apartado anterior, en este caso se mide la existencia e implantación de actividades y programas para favorecer la salud mental de las personas. También la provisión de espacios destinados a la meditación y el descanso. 
  • Comunidad: acciones y actividades para mejorar la convivencia del grupo de ocupantes o trabajadores.

Proceso y requisitos para obtener la certificación

El proceso de obtención del certificado WELL se divide en dos fases. En la primera, se adjunta la documentación pertinente y se comprueba su veracidad; en la segunda, se realiza una observación en directo, denominada Performance Verification, durante un máximo de dos jornadas consecutivas. Por supuesto, siempre a cargo de un profesional acreditado específicamente para este cometido. En España, la acreditación de Performance Testing Agent la proporciona el Instituto Tecnológico de Galicia (ITG), única organización que tiene experiencia real en esta materia. 

Este es el esquema que resume las fases en las que se desarrolla el procedimiento que permite obtener la certificación WELL:

  • Registro del proceso y pago de cuotas.
  • Implementación de las estrategias durante la construcción o rehabilitación.
  • Desarrollo de las políticas diseñadas para alcanzar los objetivos.
  • Envío de la documentación.
  • Realización de la inspección visual y los test in situ por parte del PTA (Performance Testing Agent).
  • Reporte final con la obtención del certificado WELL en caso de conclusiones favorables.
  • Renovación cada tres años.

Ejemplos de edificios saludables hay muchos y cada vez son más los que apuestan por obtener el certificado WELL. Entre los primeros en recibir esta certificación están la sede de la Sociedad Americana de Diseñadores de Interiores en Washington D. C. o la de SOGEPROM en pleno corazón de París. En España, el Parque Tecnológico ACTIU fue pionero, además de ser el quinto edificio en solicitarlo a nivel mundial. 

Más allá de las curiosidades, lo interesante es poner en valor la importancia de tomar medidas para garantizar que ocupamos espacios que fueron diseñados pensando en el bienestar de las personas. El certificado WELL es, sin duda, un excelente instrumento para marcar esa diferencia. Los beneficios que reporta a nivel laboral no solo repercuten en la salud, el nivel de satisfacción y el bienestar de los trabajadores. Para la empresa, el retorno de esta inversión es fácilmente cuantificable en aspectos tan prioritarios como un aumento en la productividad, una mayor capacidad para retener talento o una proyección de marca más atractiva para el público y los clientes. 

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