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DB HS 3. Exigencias de la Calidad del aire interior

Publicado por S&P          enero 9, 2017          Lectura: 3 min.

El CTE (Código Técnico de la Edificación) supuso un cambio en el paradigma regulatorio y normativo de la edificación en España, al introducir una nueva regulación que busca una solución integral para construir edificios que cumplan con todos los requisitos básicos para considerarlos seguros, habitables, confortables y sostenibles.

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Dentro de esta normativa se detalla una estructura basada en Documentos Básicos (DB) que recogen los aspectos esenciales a cumplir en diferentes ámbitos del edificio. De forma concreta el DB HS contiene los requerimientos para la salubridad en los edificios y su apartado HS 3 indica las exigencias de Calidad del Aire Interior. Es importante mencionar de nuevo que se habla de exigencia básica, por lo tanto su cumplimiento es obligatorio en los ámbitos donde tiene aplicación el CTE.

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Los edificios deben contar con un sistema que garantice que el recinto esté adecuadamente ventilado y que permita que durante un uso normal del edificio se puedan eliminar los contaminantes que se producen habitualmente mediante la aportación de unos caudales de ventilación adecuados.

La normativa actual obliga a llevar este aire viciado, mediante conductos, a la zona más alta del edificio, minimizando de esta forma el riesgo de contaminación cruzada. Esta obligatoriedad tiene además evidentes ventajas desde un punto de vista estético y de uniformidad del edificio, al no existir conductos visibles en la fachada.

Centrándonos en el HS 3 el primer aspecto importante es dónde se aplica:

  • Edificios de viviendas: interior de las viviendas, almacenes para residuos, aparcamientos, trasteros y garajes
  • Edificios de otro uso: aparcamientos y garajes. Es importante mencionar que las zonas de circulación o paso habitual de vehículos también tienen esta consideración.
  • Locales con otro tipo de uso: no aplica de forma directa sino que debe de utilizarse un procedimiento análogo al utilizado en el HS 3, garantizando que las exigencias básicas son cumplidas

 

La exigencia básica ha de verificarse mediante la verificación y cumplimiento de 6 aspectos diferenciados:

  1. Caudales: debe proporcionarse un caudal de aire de renovación en función del tipo de estancia, uso y ocupación
  2. Diseño del sistema: pueden usarse sistemas naturales, híbridos o mecánicos
  3. Dimensionado: los elementos del sistema se deben dimensionar siguiendo unos criterios específicos, que garanticen un funcionamiento adecuado
  4. Productos de construcción: especificando el cumplimiento de unos requisitos para los materiales constructivos de los equipos de ventilación
  5. Construcción: relativo a la construcción del sistema de ventilación
  6. Mantenimiento y conservación: se detallan los requerimientos mínimos exigibles para garantizar un adecuado estado de conservación y mantenimiento de los elementos del sistema de ventilación

Estas exigencias se detallan para cada tipo de lugar de aplicación (viviendas y edificios de otro uso, en todas las estancias mencionadas anteriormente) debiéndose justificar debidamente cada punto.

Es importante mencionar y hacer hincapié en que los requisitos legales obligan a unos mínimos que deben cumplirse, pero existen soluciones que además de garantizar el cumplimiento de las exigencias básicas permiten mejorar y optimizar los parámetros  y ahorro energético.

Este aspecto crítico está determinado específicamente por el sistema utilizado (punto 2), ya que un sistema de ventilación que no cuente con un control mecánico de la cantidad de aire introducido, buscando el óptimo que garantice la salubridad del aire pero sin que suponga una carga energética elevada, dará lugar a un aumento de la demanda energética por excesiva renovación de aire. La ventilación supone la introducción de aire de ventilación del exterior, que no está en las condiciones de temperatura y humedad requerida, debiendo los sistemas de climatización aportar la energía necesaria para calentarlo (pensando en una operativa en modo “calefacción”). La tecnología utilizada, teniendo en cuenta que la ventilación natural no está permitida por la normativa, es la que va a hacer que se puedan cumplir de forma óptima los dos criterios de ventilación y ahorro energético.

Para ello podemos optar por sistemas de simple o doble flujo, permitiendo los sistemas de doble flujo instalar un sistema de recuperación de energía, que sirve para precalentar el aire introducido al edificio. Si además de recuperar energía logramos que el caudal impulsado sea el adecuado para lograr la calidad de aire interior requerida pero sin ventilar en exceso (sistema de Demanda Controlada de Ventilación, DCV) logramos la mayor eficiencia posible en el sistema. Por lo tanto el analizar como un problema de conjunto la solución a instalar es clave para garantizar una solución que no sea de mínimos, es decir, orientada al simple cumplimiento de la normativa, sino una solución sin dejar de pensar en la habitabilidad y costes de explotación del edificio.

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