Para definir en qué consiste la Gestión Energética es conveniente recordar antes qué entendemos por Eficiencia Energética, ya que son conceptos estrechamente vinculados.
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Actualizado el 05 de octubre de 2023
Diremos pues que la Eficiencia Energética mide la relación existente entre la producción de un rendimiento, servicio o bien, y el gasto de energía necesario para producirlo.
La Gestión Energética recoge el conjunto de acciones necesarias para perfeccionar esta relación. Trata de optimizar el uso de la energía manteniendo las mismas prestaciones o servicios, esto es, haciendo más eficiente su consumo. El objetivo es conseguir los mismos servicios o productos a un coste energético y, por tanto, económico, más bajo.
Objetivos de una política energética eficiente
Las empresas que apuestan por la gestión energética obtienen un mayor rendimiento por la energía que consumen, al tiempo que mantienen el nivel de prestaciones que necesitan.
Los servicios de gestión energética, también llamados SGE, se proponen diseñar toda una política energética dirigida a explotar el ahorro potencial que existe en todo tipo de consumo energético. Un SGE persigue obtener un rendimiento mayor por la energía que se gasta, sea cual sea la escala de las necesidades energéticas o la tipología de consumo. Los SGE se diseñan para rentabilizar tanto un consumo doméstico como uno industrial.
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Por otra parte, no hay que olvidar que en el contexto actual la eficiencia energética es un asunto muy controlado por la normativa. Un ejemplo de ello es Real Decreto 56/2016, de 12 de febrero por el que se transpone la Directiva Europea 27/2012 de Eficiencia Energética. Esta directiva apoya una serie de objetivos entre los que destaca precisamente el fomento de los sistemas de Gestión Energética o el cumplimiento de obligaciones de eficiencia para las grandes empresas. De hecho, el Real Decreto establece que las empresas no PYMES están obligadas a realizar una auditoría energética cada 4 años. La implantación de los SGE es en estos casos una herramienta necesaria para superar estos procesos con éxito.
Finalmente, al margen de las cuestiones normativas, en un contexto global que llama al control de la demanda de energía, encontramos que la gestión energética apoya objetivos como la conservación de los recursos energéticos y la protección del medio ambiente, debido a la reducción final de las emisiones de carbono.
Proceso de implantación de un sistema de gestión energética SGE
Su diseño se basa en lo que llamamos un ciclo de mejora continua (PHVA, según sus siglas en inglés), cuyas fases son, en este orden: Planificar, Hacer, Verificar, Actuar. Este es un sistema basado en la mejora continua del rendimiento energético. Al final del proceso se producen las correcciones necesarias y se vuelve a empezar, de manera que los objetivos energéticos se van adaptando a la estrategia que se quiera implantar.
Es necesaria pues, una planificación que detecte en primer lugar cómo se usa la energía y cuáles son los niveles de confort o de producción necesarios. Con esta información, se plantearán las acciones necesarias que han de ser monitorizadas para una vez obtenidos los resultados poder verificar los objetivos.
Este método hace que los SGE planteen objetivos a corto, medio y largo plazo, de manera que, si bien los resultados son visibles en fases tempranas, la optimización del sistema es progresiva.
Estan son, a grandes rasgos, algunas de las acciones que pueden formar parte de un sistema de Gestión Energética:
- Aislamiento térmico, ventilación, recuperadores de calor.
- Evaluación del ciclo de vida útil de los materiales.
- Sustitución de fuentes de energía fósiles por energías renovables.
- Auditorías energéticas.
- Constatación del ahorro energético tras la implantación del SGE.
Beneficios de una buena gestión energética
Algunos de los beneficios que se dan tras la implantación de un SGE son:
- Se apoyan los compromisos y las políticas que defienden el Desarrollo Sostenible y la lucha contra el cambio climático, promoviendo un uso consciente de los recursos naturales y una gestión sostenible de los mismos.
- Se produce un conocimiento exhaustivo de las necesidades energéticas y el uso de la energía.
- Una relación eficiente entre energía consumida y coste, con el consecuente ahorro económico.
- Cumplimiento de las normativas en materia de eficiencia energética.
- Se fomenta la innovación en procesos, materiales, tecnología y comportamientos que son energéticamente eficientes.
- Se obtiene un retorno positivo de la opinión pública, algo importante para las empresas.
Servicios para una gestión energética eficiente
Como hemos visto al hablar del proceso de implantación de un SGE, es fundamental en la implementación de un SGE llevar a cabo mejoras en la tecnología de los equipos y de los procesos industriales, para dar paso de manera progresiva a contextos que garanticen la eficiencia energética.
En este sentido, lo ideal será trabajar con empresas suministradoras que ya cuenten con una política ambiental verificable. Esto garantizará que sus productos se generan bajo criterios de gestión energética y serán óptimos para hacer más eficiente el consumo en el proceso en que se vean implicados.
Por otro lado, disponemos de herramientas como la ISO 50001, la norma de gestión de la energía empresarial más utilizada en el mundo, diseñada para para facilitar la implantación de una política energética eficiente.
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Un cambio de paradigma global
Para acabar, resulta oportuno hacer referencia al informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) Energy Efficiency Indicators 2018 que describe una estrategia global para la Gestión Energética, identificando dónde están las oportunidades para mejorar la eficiencia energética.
