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Barrios ecológicos: ¿en qué consiste el desarrollo sostenible?

Publicado por S&P          mayo 18, 2020          Lectura: 5 min.

El desarrollo sostenible está entre los compromisos de países y ciudades de todo el mundo. Revisamos cuáles son los objetivos marcados a nivel global y los métodos para conseguir ciudades con barrios ecológicos.

Lectura: 5 min.

Uno de los acuerdos internacionales más interesantes de las últimas décadas es la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En este documento, que se aprobó en septiembre de 2015, los países implicados acordaron una serie de medidas, o “un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad”.

Esta Agenda 2030 incluye 17 objetivos con 169 metas para el año 2030. La número 11 refleja los compromisos para mejorar las ciudades y crear comunidades sostenibles. De hecho, y como recalca la ONU, es preciso saber que para el año 2030, 5.000 millones de personas vivirán en entornos urbanos.

¿No es razón más que suficiente para que velemos por la calidad de nuestras ciudades y que hagamos del desarrollo de las mismas una oportunidad para mejorarlas?

Recientemente, conocimos en este blog, los barrios más sostenibles del mundo. En este nuevo artículo queremos dar un repaso sobre normas y tendencias que harán de las ciudades del futuro próximo un mejor lugar para vivir.

Objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas

Comencemos, para tener una base sobre la que explorar los barrios ecológicos, por el apartado de las Agenda 2030 que tiene que ver con “ciudades y comunidades sostenibles”.

Uno de los principales motivos por los que las Naciones Unidas plantean a los estados miembros estos restos, es porque hay datos que avalan que desde 2016, el 90% de los habitantes de las ciudades del mundo respiraba aire que no cumplía con las normas de seguridad establecidas por la OMS. Nos importa contar con ciudades más limpias, en gran medida, por el bienestar de sus ciudadanos.

A continuación resumimos muy brevemente las metas de este objetivo 11 de la Agenda 2030, denominado “Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”:

  • Asegurar el acceso de todas las personas a vivienda y servicios básicos.
  • Proporcionar acceso a sistemas de transportes seguros, asequibles, accesibles y sostenibles.
  • Aumentar la urbanización inclusiva y sostenible.
  • Redoblar los esfuerzos para salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo.
  • Reducir significativamente el número de muertes causadas por desastres.
  • Reducir el impacto ambiental negativo per capita de las ciudades, prestando especial atención a la calidad del aire y gestión de desechos.
  • Proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y seguros.
  • Apoyar los vínculos económicos, sociales y ambientales positivos entre las zonas urbanas, periurbanas y rurales fortaleciendo la planificación del desarrollo nacional y regional.
  • Promover la inclusión, el uso eficiente de los recursos, la mitigación del cambio climático y la adaptación a él y la resiliencia ante los desastres.

¿Cuáles serían los métodos para construir una ciudad sostenible?

Ahora conocemos los objetivos, en este caso, marcados por el mayor organismo internacional existente. Pero conocidas las metas, el siguiente paso es hacer caso de las recomendaciones y pautas para alcanzarlas.

El Banco Mundial hace hincapié en la necesidad financiera para transformar las ciudades en lugares sostenibles. De hecho, habla de entre 4.5 y 5.4 billones de dólares para construir el monto económico que será necesario para la infraestructura urbanística. Pero además recalca un hecho muy importante: solo el 1.5% del espacio del planeta ocupa la mitad de la producción global. Esto quiere decir que “es urgente estimular el crecimiento económico inclusivo en terrenos y espacios urbanos atrasados”.

Finalmente, desde una perspectiva más generalista, una investigación de la Universidad de Southampton, Inglaterra, señala cuáles son las principales metodologías para conseguir entornos urbanos más sostenibles. Resumimos:

  • Construir infraestructuras más resistentes y sostenibles. Aquí destacamos la mejora de las economías circulares, especialmente con el agua; generar un cambio hacia transportes alternativos y sostenibles; vivienda asequible, sostenible y segura, especialmente ante desastres naturales como inundaciones; por último, apostar por infraestructuras eficientes basadas en energías renovables y materiales obtenidos de economías circulares.
  • Reinventar los entornos urbanos para mejorar la habitabilidad y habilitar vida sostenible. Invertir en servicios para el ecosistema que mejoren la calidad del aire, ecosistemas acuáticos, agricultura y entornos forestales, polinización, corredores verdes, rutas de migración y micro-hábitats.
  • Debemos encontrar formas efectivas y eficientes de alimentar las ciudades de recursos y combustibles. Un reto para el sector del consumo es generar más comida utilizando menos recursos, menos espacio y emitiendo menos gases contaminantes.
  • Encontrar formas para conseguir el reto económico asociado a esta transformación. Como hemos mencionado en las recomendaciones del Banco Mundial, esta investigación subraya que solo el 7-10% los activos financieros del planeta están gestionados con verdaderos y estrictos criterios de sostenibilidad.

La tecnología y la innovación como habilitadores del cambio

Las nuevas tecnologías han redefinido nuestro estilo de vida y continúan, día a día, transformando todo a nuestro alrededor, desde la forma en la que trabajamos a las fórmulas de ocio que completan nuestro entretenimiento.

Tom Murray, del Fondo para la Defensa del Medio Ambiente, escribe un artículo para la revista Forbes sobre la importancia de la tecnología en la búsqueda de los entornos sostenibles, que además, supone un éxito para los negocios.

Murray centra su discurso sobre la siguiente pregunta: ¿cómo puede mejorar la tecnología el impacto medioambiental de una compañía, a la vez que mejora el propio negocio? La respuesta se concreta en tres puntos:

  • La tecnología permite hacer mediciones. Suena obvio y no es nada nuevo, pero actualmente existen todo tipo de sensores con avances punteros, para monitorizar las referencias que nos sean necesarias.
  • La tecnología mejora la eficiencia. Un estudio de PwC estima que la utilización de inteligencia artificial para aplicaciones medioambientales en agricultura, gestión del agua, energía y transportes, podría contribuir con 5.2 billones de dólares a la economía global, además de generar más de 38 millones de empleos.
  • La tecnología minimiza el riesgo. La multinacional estadounidense del sector de las telecomunicaciones, AT&T, utiliza tecnología de vanguardia para analizar el impacto del cambio climático e informar de las decisiones de negocio. No solo es una estrategia para ganar competitividad, sino que ofrecen esta información públicamente y realizan así una función social.

Smart Cities: las ciudades inteligentes también son verdes

Como conclusión de este artículo, queremos hablar de las conocidas como Smart Cities o “ciudades inteligentes”. Muchos expertos hablan de un nuevo concepto para las ciudades en el que la sostenibilidad y la mejora de la vida de las personas es el fondo, mientras que un urbanismo verde e innovador, ayudado de la tecnología más puntera, son las herramientas que facilitan ese cambio hacia un entorno urbano mejor.

El medio online SmartCitiesDive reconoce que es necesario “integrar la tecnología como un componente de unos objetivos de desarrollo sostenible más amplios”. La inteligencia artificial, el Big Data, plataformas de mapeado y las nuevas formas de adquirir y procesar datos, ofrecen la posibilidad de planificar las ciudades en base a conceptos mejor informados: cómo planificar el tráfico, cómo diseñar las calles, cómo mejorar los barrios…

En definitiva, los tiempos que corren ofrecen nuevos retos (y viejos) retos a las ciudades. El ciudadano ha de estar en el centro de toda estrategia urbanística para crear entornos más saludables y más habitables, siendo la sostenibilidad la meta final y, la tecnología, la palanca del cambio.

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