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Soluciones de construcción pasiva en edificios industriales

Publicado por S&P          enero 18, 2021          Lectura: 4 min.

El futuro del planeta se conjuga en términos de eficiencia energética. Ese uso racional de las fuentes de energía debe asentarse sobre un nuevo concepto de edificación no solo aplicable a las viviendas. Igual de importante es trasladar las soluciones de construcción pasiva a los edificios industriales. Revisamos en qué consisten, cómo abordar ese cambio en las empresa y, sobre todo, los beneficios que reportará esta apuesta por la sostenibilidad.

Lectura: 4 min.

El porqué de la eficiencia energética en la industria

Nadie duda que acometer una política de eficiencia energética en la industria es actualmente imprescindible para cualquier empresa, especialmente por el compromiso que se debe adquirir con el cuidado del medioambiente y la reducción de la huella de carbono.

Pero, además, hay un argumento de carácter práctico que no es rebatible. El consumo energético es una de las partidas que más lacra las cuentas de una empresa y cualquier actuación que se acometa para reducir ese gasto va a reflejarse de inmediato en las finanzas de cualquier organización. 

Diferencia entre medidas activas y pasivas

Se habla mucho de las soluciones activas para reducir el consumo energético, es decir, las medidas enfocadas sobre nuestro comportamiento. Especialmente interesantes son las que implican el uso de tecnologías de control del consumo (como las que gestionan la iluminación o los termostatos inteligentes). Aunque la verdadera apuesta en esta línea es la que se refiere a la implantación de sistemas de ventilación que aseguren la eficiencia energética.

Sin embargo, no se conseguirán maximizar los resultados de estas medidas activas si no se compaginan con los beneficios que proporciona la llamada “construcción pasiva”. Un concepto de arquitectura que, básicamente, consiste en potenciar las cualidades intrínsecas de un edificio para optimizar el aprovechamiento de la energía que se le suministra. La construcción pasiva es un asunto que se trata con insistencia en referencia a los edificios residenciales, las famosas casas pasivas (passivhaus) o Edificios de Consumo Casi Nulo, pero es igual de trascendental que se aplique a los edificios industriales.

La construcción pasiva en edificios industriales

Se tiende a pensar que la construcción pasiva es un tema complejo y que, por tanto, solo puede aplicarse a edificios de nueva construcción. La realidad es bien distinta, se pueden acometer obras de reforma en cualquier edificio, a menudo relativamente sencillas, que resultarán ser eficaces para mejorar de forma notable la capacidad de optimizar los consumos energéticos. Desde luego, es muy recomendable incluir estas actuaciones si nos encontramos inmersos en un proyecto de rehabilitación.

Es interesante plantearse realizar una auditoría de las condiciones del edificio en el que se ubica la industria. Así, se garantizan que las intervenciones que se acometan sean las que realmente van a paliar las deficiencias de construcción que hacen que se pierdan o no se aprovechen de forma óptima los recursos energéticos. Los aspectos que más influyen en la eficiencia de la construcción pasiva son:

  • Orientación del edificio, de forma que mejore su capacidad de aprovechamiento de la luz natural y de almacenamiento del calor.
  • Los materiales utilizados en la construcción.
  • La hermeticidad y aislamiento térmico del edificio. Este es un elemento esencial e inevitablemente ligado a la implantación de un mecanismo que garantice la ventilación industrial, bajo los estándares de calidad del aire y confort térmico.

El papel de los sistemas de ventilación industrial

No es posible entender la construcción pasiva separada del concepto de ventilación industrial porque, como hemos señalado, se destina el grueso de la factura energética a pagar el gasto en climatización (calefacción y aire acondicionado). Con una edificación “pasiva” se va a reforzar el aislamiento térmico, adoptando medidas que garanticen el hermetismo de las instalaciones, pero estas reformas implican incorporar un sistema de ventilación industrial con un doble objetivo: garantizar la salubridad del aire y trabajar para conseguir una mayor eficiencia energética.

En este sentido, la mejor opción es instalar un sistema de ventilación industrial de doble flujo. Con este tipo de ventilación, tanto la extracción como la admisión del aire se realizan de forma mecánica. Sin duda, es el mecanismo perfecto para controlar y asegurar los máximos niveles de calidad del aire porque, simultáneamente, realiza un filtrado. 

Aunque esta no es su principal ventaja, sino la posibilidad de instalar un recuperador de calor, un factor altamente útil para mejorar la eficiencia energética, ya que aprovecha parte de la energía del aire de extracción y se la cede al de admisión, según las necesidades térmicas del momento. De esta forma, contribuye a calentar o enfriar un espacio, con la consiguiente reducción de consumo energético.

Con todo lo expuesto, sin duda, la conclusión más evidente es que la construcción pasiva en edificios industriales es ya una realidad y, sobre todo, una proyección de futuro. Adoptar medidas que incidan en optimizar la eficiencia energética de tu industria no solo demuestra sensibilidad medioambiental, es una forma inteligente de invertir en el futuro de cualquier empresa.

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