Según las NTP, guías de buenas prácticas publicadas por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales: un espacio confinado es cualquier espacio con aberturas limitadas de entrada y salida y ventilación natural desfavorable, en el que pueden acumularse contaminantes tóxicos o inflamables, o tener una atmósfera deficiente en oxígeno, y que no está concebido para una ocupación continuada por parte del trabajador.
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Resulta evidente que estos espacios pueden resultar peligrosos, dadas las condiciones descritas. Curiosamente no existe una legislación adecuada que regule el acceso seguro y la actividad desempeñada en un espacio confinado, encontrando solamente algunas recomendaciones al respecto.
Como ya se apuntaba en la definición, a parte de sus dimensiones ajustadas que dificultan los trabajos a realizar, el problema central en los espacios confinados y lo que los convierte en unos lugares peligrosos, es la falta de ventilación.
Por acotar a qué tipo de espacio nos referimos, pensemos en alcantarillas, silos, tanques de almacenamiento, galerías de servicio o instalaciones industriales en las que haya que realizar labores de mantenimiento, pero que no están previstas para acoger ninguna actividad humana.
¿Cuáles son los riesgos más comunes asociados a un espacio confinado?
Asfixia
Es el mayor riesgo en un espacio confinado y se puede dar cuando la concentración de oxígeno en el aire cae por debajo del 18%. Esta falta de oxígeno se debe generalmente a una ventilación insuficiente, aunque también puede disminuir debido a determinadas reacciones químicas o a la presencia de gases inertes como nitrógeno o dióxido de carbono.
Intoxicación
Los síntomas de intoxicación aparecen cuando el ocupante del espacio confinado está sometido a una presencia elevada de sustancias peligrosas. Los efectos en la salud de esta exposición generalmente son inmediatos, aunque también pueden hacerse visibles en un periodo de tiempo posterior al contacto.
Las sustancias susceptibles de liberar sustancias o gases peligrosos en un espacio confinado pueden afectar a la persona expuesta generalmente por su inhalación, aunque también por contacto epidérmico. Suele tratarse de pinturas, disolventes, soldaduras eléctricas o trabajos en suelos contaminados. De nuevo en este caso, la falta de ventilación está en el origen del problema.
Exposición al fuego o peligro de explosión
En un espacio confinado se puede generar lo que entendemos por atmósfera explosiva. Ya hemos indicado que podemos tener en estos espacios determinados procesos reactivos entre sustancias, que pueden formar gases. A su vez, estos suelen ser productos inflamables, que pueden incendiarse simplemente debido a la electricidad estática.
También podemos encontrar en un espacio confinado una atmósfera sobreoxigenada, esto es, con una concentración de oxígeno superior al 25%. Una de las causas más comunes de una concentración de oxígeno demasiado alta se produce en espacios deficientemente ventilados durante los procesos de soldadura o corte oxiacetilénico, vinculados a trabajos de mantenimiento y reparación de algunos espacios confinados.
Estrés térmico
En el RD486/97 “Disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo” se establece en 27o la temperatura máxima a la que un trabajador puede estar sometido en su entorno de trabajo, en este caso en locales donde se realicen trabajos sedentarios propios de oficinas o similares.
Los espacios confinados pueden superar ampliamente las condiciones descritas, sobre todo cuando están privados de una ventilación suficiente, provocando lo que llamamos estrés por calor. Esta reacción se produce cuando no es posible regular la temperatura corporal con los mecanismos naturales, debido a las altas temperaturas y la humedad. Las causas son varias: calor radiante, humedad o ropa protectora. Esta situación puede llevar al ocupante del espacio confinado a sufrir un golpe de calor. En esta situación se producen alteraciones del sistema nervioso central como delirios, convulsiones o alteraciones del comportamiento. Si no se toman las medidas oportunas puede causar la muerte.
Atrapamientos
Como explicamos anteriormente, la apertura de un espacio confinado a menudo es estrecha, incluso el propio espacio puede ser extremadamente reducido ya que puede no haber sido pensado para ser accesible ni para acoger ninguna actividad en su interior.
Golpes y caídas
Parte de la dificultad de acceso a un espacio confinado radica en su desconexión con otros espacios de trabajo, encontrándose a una altura diferente a la de éstos. Siempre que se trabaje en un espacio confinado con un desnivel mayor a dos metros de altura será necesario disponer de un equipo de protección adecuado, generalmente un sistema individual, dadas las limitaciones propias del espacio confinado. Al ser espacios mal iluminados, con posibilidad de contener residuos o productos que desestabilicen el equilibrio del ocupante o que obstaculicen su paso, también tenemos que contemplar las caídas en el mismo nivel y otros tipos de golpes.
¿Qué soluciones nos ofrece la ventilación en un espacio confinado?
Como hemos visto, es difícil modificar algunas de las características de los espacios confinados, como el espacio disponible en su interior o la dificultad de su acceso. También hemos observado que algunos de los riesgos más comunes que sufren en un espacio confinado, están directamente relacionados con la mala calidad de la ventilación o la ausencia total de ella.
Para minimizar estos riesgos nos interesa poner el acento sobre la conveniencia de la instalación de un sistema de ventilación forzada.
Este tipo de sistema ventilación mecánica nos permite introducir aire limpio y extraer el aire contaminado del recinto deseado, en este caso el espacio confinado. El sistema se basa en un ventilador accionado mediante energía eléctrica, garantizando el flujo del aire, que puede funcionar en régimen permanente o puede en cambio, ser monitorizado. Las necesidades del espacio confinado determinarán el caudal de aire necesario para asegurar la correcta ventilación con las garantías de seguridad necesarias para este tipo de recintos.
De esta manera, los peligros ocasionados por la falta o la sobrecarga de oxígeno, la presencia de tóxicos o las altas temperatura pueden verse sustancialmente minimizadas. La ventilación puede conseguir que estas situaciones se sitúen en niveles aceptables y compatibles con el trabajo a realizar, sin exponer al ocupante a un riesgo severo.
Para los casos donde nos encontremos con espacios confinados con atmósferas explosivas debido a la concentración de sustancias inflamables en forma de gas, vapor, niebla o polvo, es importante destacar que el tipo de ventilador a utilizar deberá ser ATEX. Debido a las particularidades de estos recintos, las condiciones de instalación y protección del sistema deben ser especialmente atendida: resulta fundamental conocer el gas o polvo que el ventilador debe extraer y, sobre todo, si el ventilador se instalará en un espacio confinado con riesgo de explosión, extremando el aislamiento y la estanqueidad de las juntas.