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Humedad ideal: salud y confort térmico

Publicado por S&P          febrero 22, 2018          Lectura: 4 min.

Como definición entendemos la humedad como la cantidad de agua o vapor de agua que está presente en la superficie de un cuerpo o en el aire… pero ¿sabemos realmente qué implica este concepto más allá de su definición?

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La forma en la que habitualmente nos referimos a la humedad, se expresa a través de dos formas principalmente: la llamada humedad relativa y la humedad absoluta. La humedad relativa la podríamos explicar como la medida porcentual, que expresa la relación entre la cantidad de vapor de agua que tiene el aire y la máxima que podría tener sin variar la temperatura; y cuando hablamos de humedad absoluta nos referimos al peso del vapor de agua contenido por unidad de volumen de aire y que normalmente se expresa en gramos o kilogramos.

Con todo ello, ¿cómo podemos saber cuál es el grado de humedad ideal en una vivienda, oficina o espacio habitado?

Diversas normativas y organismos internacionales hablan sobre los parámetros que se deben cumplir en cuanto a humedad relativa.  En España, el RITE, Reglamento de Instalaciones Térmicas de los Edificios, aconseja por razones sanitarias mantener la humedad relativa dentro del campo del 40 al 60% en su conjunto, donde el crecimiento de microorganismos es mínimo.  Y también organizaciones internacionales como  la Agencia de protección ambiental de Estados Unidos (EPA) recomiendan un nivel de humedad entre el 30% y el 50% en el interior de la casa, en función de la temperatura exterior con niveles que no deben superar el 55% en verano y con unos niveles de entre el 30% y el 40% en los meses de invierno.

Inconvenientes de una humedad excesiva

Los niveles de humedad en el hogar pueden convertirse en un factor fundamental en la salud de sus ocupantes. Cuando en una vivienda o espacio habitado se exceden los límites recomendados de humedad relativa, este hecho puede causar efectos adversos para la salud relacionados con la formación de moho, ácaros y la proliferación de virus y bacterias debidos a la exposición a una humedad excesiva.

Así, diversos estudios aluden a una relación entre la exposición a ambientes interiores con exceso de humedad y algunas patologías como:

  • Disnea (falta de aire al respirar)
  • Enfermedades en la parte baja del sistema respiratorio en niños sanos fuera de esas condiciones
  • Desarrollo de asma
  • Alergias respiratorias
  • Agravamiento de los síntomas de reuma y otras enfermedades óseas

Pero no son estos los únicos inconvenientes de unos niveles de humedad excesiva. Además de causar problemas de salud, el exceso en los niveles recomendables de humedad también puede afectar a las edificaciones y puede llegar a dañar los materiales de construcción y sus componentes. Por ejemplo:

  • Condiciones prolongadas de humedad excesiva pueden llevar a la propagación de mohos que pudren la madera y favorecer la aparición de insectos como termitas u hormigas tanto en materiales de construcción como en los sistemas de climatización.
  • Pueden producirse reacciones químicas en materiales de construcción y sus componentes derivando en problemas de corrosión tanto en estructuras como en cables, techos de metal, problemas con adhesivos, etc.
  • Materiales de construcción solubles en agua, como por ejemplo los paneles de yeso, podrían pueden disolverse de nuevo
  • Materiales y estructuras componentes de madera (suelos, techos, etc.) pueden llegar a hincharse y sufrir un deterioro importante hasta llegar a pudrirse.
  • Determinados tipos de ladrillos también pueden llegar a absorber el agua ambiental y una vez que se producen problemas de expansión por este motivo puede llegar a ser irreversible.
  • Pinturas y barnices también pueden verse afectados por los problemas de humedad por condensación

En conclusión, sabemos que realizar un adecuado control de la humedad de nuestra vivienda será fundamental no sólo para protegernos de cualquier efecto adverso contra nuestra salud sino también para evitar posibles daños, y sus consecuencias económicas, en nuestras viviendas.

¿Cómo podemos controlar la humedad en el ambiente interior?

Como ya hemos visto, el control del grado de humedad adecuado en una vivienda incidirá directamente no sólo en la propia calidad del aire interior, sino también en la sensación de confort térmico y por supuesto en el ahorro y la eficiencia energética de nuestro hogar.

En este sentido, será conveniente adoptar las medidas necesarias para controlar y mantener un nivel adecuado de humedad y evitar problemas de salud. Algunas de las medidas que podemos llevar a cabo son:

  • Disponer de un sistema de ventilación adecuado; existen hoy en día diversos aparatos de medición como los termohigrómetros que nos permiten medir la temperatura seca y la humedad relativa de la estancia en la que nos encontramos. A partir de estas lecturas, se pueden implantar sistemas DCV (Demanda Controlada de Ventilación) que nos permitirán adecuar la ventilación a las necesidades del momento.
  • Utilizar extractores de aire; a priori, el baño y la cocina son los lugares de la casa en los que más humedad se genera por lo que es conveniente utilizar extractores de aire que nos permitan eliminar parte del vapor de agua generado por ejemplo en la ducha.
  • Instalar deshumidificadores; cuando la humedad relativa es excesivamente alta y además, nuestra vivienda se encuentra en una zona costera, el control de dicha humedad puede ser costoso. Para ello, podremos utilizar deshumidificadores que nos ayuden a eliminar el exceso de humedad.
  • Cambiar ventanas si nuestras viviendas aún tienen ventanas con marcos de aluminio, utilizar revestimientos y pinturas resistentes a la humedad e incluso seleccionar algunos tipos de plantas que contribuyan a absorber la humedad, pueden ser otras medidas muy útiles a la hora de controlar el nivel de humedad de nuestro entorno.

 

Finalmente, son varios los factores que pueden influir en el nivel de humedad del ambiente en el que vivimos: factores climatológicos, factores relacionados con el tipo de edificación, materiales empleados, etc. e incluso, la actividad que generamos las propias personas y nuestra actividad diaria. Un adecuado control de la humedad en nuestros hogares nos permitirá un ambiente más saludable y una mayor eficiencia y ahorro energético en nuestros sistemas de climatización.

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