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Monitorizar la calidad del aire interior: ¿por qué es importante?

Publicado por S&P          octubre 26, 2020          Lectura: 4 min.

La calidad del aire interior es un indicador muy relevante a la hora de mantener el confort y la salubridad de un espacio cerrado, esté destinado a vivienda o cualquier otro uso. Para mantener unos estándares adecuados, es preciso contar con las herramientas y normativas para monitorizar la calidad del aire interior.

Lectura: 4 min.

La calidad del aire interior es esencial para una vida saludable. Especialmente cuando empleamos en torno al 90% del tiempo en espacios cerrados, como señala el Observatorio de Salud y Medio Ambiente de Andalucía (OSMAN). 

La normativa española tiene fijadas unas pautas que se han de cumplir, para garantizar al máximo la calidad del aire en espacios cerrados.

Por eso hoy queremos hacer un análisis en profundidad sobre por qué es importante monitorizar la calidad del aire, tanto para nuestra salud como para cumplir con la normativa vigente. 

Importancia de monitorizar la calidad del aire interior

Como ya indicamos en el post ¿Cómo afecta la calidad del aire interior a la salud? son muchas las enfermedades y afecciones que pueden estar derivadas de una mala calidad del aire interior. Desde síntomas leves como escozor o picor ocular, hasta enfermedades mucho más graves como el cáncer de pulmón. 

Las circunstancias que pueden derivar en una mala calidad del aire interior son variadas y todas deben estar controladas y supervisadas mediante la asistencia de profesionales. Desde simples humedades o mohos hasta inadecuadas instalaciones de extracción de humos pueden ser los causantes de estos males.

A diferencia del aire exterior, el aire interior puede atraparse y acumular contaminantes. Y aquí estamos lidiando con un problema de gran envergadura, dado que la OMS considera que 3.8 millones de personas mueren al año por polución en el aire en los hogares.

Carencias en la normativa española

Es importante contar con un criterio de aplicación, es decir, conocer unos valores límite para las mediciones y diagnóstico de la calidad del aire. ¿Cuáles serían los valores óptimos para establecer que un espacio interior cuenta con un ambiente saludable?.

En España contamos con dos marcos legales, que son de habitual mención en este blog, y que regulan muchos aspectos de viviendas, locales y edificios de todo tipo. Son el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas) y el CTE (Código Técnico de Edificación). En el caso del RITE, en el capítulo II, artículo 11. Bienestar e higiene dice lo siguiente: “las instalaciones térmicas permitirán mantener una calidad del aire interior aceptable, en los locales ocupados por las personas, eliminando los contaminantes que se produzcan de forma habitual durante el uso normal de los mismos, aportando un caudal suficiente de aire exterior y garantizando la extracción y expulsión del aire viciado.” 

En su Parte II establece unas categorías de calidad del aire en función del uso de los edificios. Se puede medir por los caudales de aire exterior, siendo “aire de óptima calidad” el de un caudal de 20 dm³/s por persona; “aire de buena calidad” el de 12,5 dm³/s por persona; y “aire de calidad media” el de 8 dm³/s por persona. Aunque también sugiere por “calidad del aire percibido”, medido en decipols, siendo “aire de óptima calidad” 0,8 dp; “aire de buena calidad” 1,2 dp; y “aire de calidad media” 2,0 dp.

En cuanto al CTE, tenemos que centrarnos en las Exigencias Básicas de Salubridad (Documento Básico HS), se explican todos los matices en lo referente a la construcción y calidades de todos los sistemas e instalaciones. Sin embargo, no aparecen valores de emisiones concretos con los que estudiar esa calidad del aire.

Valores de referencia de la calidad del aire interior

Debido a esa falta de parámetros concretos, se puede tener en cuenta los valores límite de exposición profesional del INSST (Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo). Véase que saltamos al concepto de entornos profesionales en lugar del ámbito de la vivienda. Podemos encontrar recomendaciones y valores límite en las Notas Técnicas de Prevención pero siempre mirando al entorno industrial y de la empresa.

Por otro lado tenemos la norma UNE 171330 destinada –según el INSHT– “a establecer un sistema paso a paso de diagnóstico, inspección y gestión de los ambientes interiores”. Para mayor información, la norma UNE 171330-2 Calidad ambiental en interiores, en su Parte 2: Procedimientos de inspección de calidad ambiental interior, que incluye modificaciones e incorporaciones para los parámetros de control, como los Criterios de Confort o los Criterios Valor Límite. Se incorporan los criterios de valoración para la fracción respirable de partículas en el aire y en lo referente a biocontaminación, se establecen unos recuentos máximos y la necesidad de considerar la relación I/E.

Saliéndonos de la normativa española, el International Well Building Institute cita los siguientes parámetros para asegurar unas condiciones o estándares de calidad del aire interior:

  • Materia particular: 10 micrómetros o menos de diámetro: 50 ug / m³; 2,5 micrómetros o menos de diámetro: 15 ug / m³.
  • Monóxido de carbono: Menos de 9 ppm.
  • Compuestos orgánicos volátiles: Menos de 500 ug / m³.
  • Formaldehidos: Menos de 27 ppb.
  • Dióxido de carbono: Aproximadamente 700 ppm por encima de los niveles del aire exterior (generalmente alrededor de 1.000 a 1.200 ppm).
  • Humedad: Por debajo del 60%, idealmente entre 30% y 50%.
  • Temperatura: de 20°C a 23°C (invierno); de 25°C a 27°C. 

¿Cómo podemos monitorizar la calidad del aire interior?

Por lo tanto, es obvio que existe una necesidad del seguimiento y evaluación de la calidad del aire interior de los espacios. Para controlar y monitorizar esta calidad del aire existen unos dispositivos conocidos como los sensores diseñados para detectar un aporte concreto (algún contaminante en particular) y convertir esa información en una señal cuantificable para transmitirla electrónicamente. El auge del IoT (“Internet de las Cosas”) y la digitalización de la domótica, han impulsado que los sensores para medir la calidad del aire sea inteligentes y conectados.

Los sensores pueden medir diferentes tipos de contaminantes dependiendo de su función. Habitualmente están destinados a detectar dióxido de carbono, material particulado, compuestos orgánicos volátiles, humedades, formaldehidos, radón, metano o bioaerosoles. 

A este respecto, Soler & Palau cuenta con la gama AirSens, el primer sensor inteligente IAQ diseñado y creado por especialistas en ventilación. Existen tres modelos:

  • AirSens CO2: Modelo recomendado para espacios diáfanos donde la ocupación varia durante el día. Los humanos generan CO2 entre inhalación y exhalación.
  • AirSens VOC: Recomendado para áreas ocupadas esporádicamente, con episodios cambiantes o sensibles a la acumulación de sustancias derivadas de olores. Sensor especialmente sensible a alcoholes, aldehídos y cetonas. 
  • AirSens RH: Reconoce la humedad relativa en el interior de una estancia, por tanto, recomendado para zonas donde este parámetro es variable o tiende a concentrarse en exceso.
Conceptos básicos de la ventilación