Arquitectos y profesionales de la construcción no tienen dudas sobre la calidad de las viviendas prefabricadas, además de las ventajas que aporta esta técnica de edificación en lo que respecta a la sostenibilidad, la seguridad y el bienestar. Pero, ¿qué ocurre con los usuarios finales? ¿Tienen la misma información? Abordamos el tema de los rigurosos controles a los que se somete todo el proceso de la construcción industrializada y los que se refieren a la garantía de la salubridad de estos espacios, especialmente en un asunto tan de actualidad como la calidad del aire interior.
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Controles de calidad de las viviendas prefabricadas
La construcción industrializada se caracteriza porque los distintos elementos que se utilizan para la edificación se fabrican externamente, en una nave o taller. Precisamente por tratarse de un sistema de producción industrializado, está sometido a controles de calidad continuados, con una vigilancia y comprobación que se produce antes, durante y después del desarrollo de cada proyecto arquitectónico. Además de extenderse en el tiempo, los controles de calidad de las viviendas prefabricadas implican a los distintos elementos que intervienen en el proceso de construcción, como analizamos a continuación.
Control de calidad de los materiales
Las materias primas tienen un papel clave en cualquier tipo de construcción, por eso es necesario asegurarse de que el proveedor cuenta con las máximas garantías, así como comprobar las condiciones en las que se realiza el traslado a la fábrica y el estado en el que se recepciona el material.
En el caso de las viviendas prefabricadas, la exigencia de calidad, además, se analiza detalladamente en lo que respecta a su idoneidad respecto a la función que tiene que desempeñar cada uno de ellos dentro de la construcción. En este sentido, uno de los certificados más importantes es el Documento de Idoneidad Técnico Europeo, que garantiza que los materiales cumplen los requisitos ETAG 007.
Control en el cumplimiento de las prestaciones técnicas
Otro de los pilares en los que se asienta el control de calidad de las viviendas prefabricadas tiene que ver con que se cumplan las especificaciones técnicas previstas en lo que se refiere a aspectos como la eficiencia energética, los puentes térmicos o la estanqueidad.
Control de calidad de las instalaciones
En este apartado, nos referimos a la supervisión tanto de la adecuación de las instalaciones donde se fabrican y ensamblan las distintas piezas de una vivienda prefabricada como a la cualificación de los empleados. En el primer caso, una de las certificaciones más reconocida internacionalmente es el sello de calidad RAL. Y siempre es destacable contar con el distintivo CE, que certifica una continua supervisión externa en la planta.
Control de maquinaria y herramientas
Las viviendas prefabricadas son proyectos arquitectónicos que se planifican al detalle, teniendo en cuenta que los distintos elementos tienen que encajar milimétricamente, esto es, con absoluta precisión. Para conseguirlo, además de una mano de obra formada y con experiencia, se precisa el uso de herramientas y maquinaria apropiadas. Que este equipamiento sea revisado es, también, imprescindible para garantizar la seguridad laboral. En esta línea, surgen distinciones como la expedida por la asociación de profesionales BG Bau, de gran prestigio en Alemania, uno de los países que lideran el sector de la construcción industrializada.
El papel de la ventilación mecánica en las viviendas prefabricadas
Una vez contrastado el riguroso y continuado sistema de controles de calidad a los que se somete todo el proceso de construcción de las casas prefabricadas, es interesante detenerse en una de las señas de identidad de este tipo de viviendas. Nos referimos a su intrínseca relación con la ventilación mecanizada, y lo hacemos en este punto, cuando tratamos la seguridad y calidad de las viviendas prefabricadas, porque es uno de los elementos que más impacto tiene sobre estos dos factores.
La importancia de instalar sistemas que mejoren la calidad del aire que se respira en los interiores es indiscutible. Basta recordar un dato: pasamos casi el 90 % de nuestro tiempo en interiores. La calidad del aire en esos espacios tiene una afectación directa sobre nuestro bienestar físico y mental. Por tanto, más que un complemento, se ha demostrado que es una necesidad.
Hasta ahora, el sistema más habitual para renovar el aire en viviendas era la denominada «ventilación natural», o sea, abrir las ventanas para crear corrientes de aire. Pero este método tiene dos inconvenientes. Por un lado, en ubicaciones con altos niveles de contaminación, no se garantiza la entrada de aire limpio. Además, no siempre es posible en condiciones climáticas externas o bajo otros factores, como el nivel de ruido o de luminosidad.
Los sistemas de ventilación en las nuevas edificaciones
Las nuevas edificaciones, las que se están construyendo bajo el paraguas normativo del nuevo CTE, deben contar con sistemas de ventilación mecánica en los interiores, incluidas las viviendas prefabricadas, por temas de bienestar y, también, por temas de eficiencia energética. Es especialmente interesante la ventilación de doble flujo porque es la que más garantiza la salubridad al proporcionar dos canales simultáneos de corrientes de aire: la que introduce aire limpio y la que extrae y expulsa el contaminado al exterior.
Las viviendas prefabricadas son un claro ejemplo de cómo se pueden compaginar objetivos solidarios, como la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente, con beneficios particulares, como el bienestar y el acceso a un hogar con mayores niveles de confortabilidad y mejores prestaciones. Todo ello, con la seguridad de que se trata de construcciones que responden a los máximos estándares de calidad. Sin duda, son el futuro de la edificación.
