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Aislamiento térmico: cómo elegir el mejor aislante

Publicado por S&P          febrero 18, 2019          Lectura: 4 min.

Entendemos por aislamiento térmico todas aquellas acciones encaminadas a reducir la transmisión de calor o transferencia de energía entre objetos en contacto térmico o que puedan estar a diferentes temperaturas.

Lectura: 4 min.

Para aislar térmicamente una vivienda o un espacio existen en el mercado una serie de materiales y técnicas de instalación aplicables a distintos elementos de la edificación como paredes, techos, cubiertas, etc. con el fin de minimizar las pérdidas de calor en los meses de invierno y la ganancia de calor en los meses de verano.

El aislamiento térmico es, adicionalmente, un elemento fundamental en la búsqueda de la máxima eficiencia energética de nuestras instalaciones de climatización y ventilación y la medida más efectiva para lograr el máximo ahorro energético en nuestra vivienda.

Tipos de aislantes térmicos

Los aislantes térmicos se pueden clasificar de diversas maneras pero quizás la más frecuente es aquella que los clasifica en función de sus características y propiedades aislantes. Así, los aislantes térmicos se pueden englobar en cuatro categorías principales:

Aislantes sintéticos

Son aquellos aislantes compuestos por materiales sintéticos como el plástico, polímeros procedentes del petróleo etc. que ofrecen grandes prestaciones con un coste bajo. Dentro de este grupo se encuentran entre otros el poliestirenos expandido (EPS), el poliestireno extruido (XPS) o el poliuretano y se comercializan en forma de placas, paneles e incluso como espuma como relleno en el caso del poliuretano.

Aislantes naturales

Llamados también aislantes ecológicos, cada vez son más utilizados dada la importancia que han adquirido hoy en día, los aspectos medioambientales, en cualquier tipo de edificación. Este tipo de aislantes se caracterizan por no contener sustancias ni aditivos y son además reciclables y biodegradables. Los más comunes son el corcho, el lino, la celulosa, la lana de oveja, la arlita, perlita y vermiculita y la fibra de coco y algodón.

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Lanas minerales

Es el tipo de aislante más empleado en la Unión Europea. Son materiales constituidos por un entrelazado de fibras de origen pétreo que forman un fieltro que contiene y mantiene el aire en estado inmóvil. Este tipo de aislantes se caracterizan por tener un excelente comportamiento como aislantes térmicos pero también actúan como aislantes acústicos y ofrecen una buena protección contra el fuego por su naturaleza incombustible. Los más comunes son la lana de roca y la lana de vidrio.

Paneles sándwich

Se trata de una solución fabricada generalmente con poliuretano o poliestireno extruido de aplicación en cerramientos, fachadas y cubiertas y pensados para reducir los trabajos de los proyectos de rehabilitación energética. Este tipo de aislantes térmicos proporcionan aislamiento y acabado al mismo tiempo y ofrecen una gran relación de calidad/precio.

Será importante conocer todas estas opciones ya que la actual normativa – el Código Técnico de la Edificación en su Documento Básico de Ahorro de Energía – DB HE – obliga a aislar los edificios existentes por encima de unos mínimos cuando haya modificaciones, reformas o rehabilitaciones que afecten a más del 25% del total de los cerramientos de un edificio que cuente con una superficie útil superior a 1.000 m².

Criterios para la elección del mejor aislante

A la hora de elegir el aislante térmico idóneo habrá que tener en cuenta, no sólo el lugar de su aplicación, sino también sus características y propiedades para conseguir el que nos proporcione un mayor rendimiento energético para nuestras instalaciones.

Algunas de las características fundamentales que debemos tener en cuenta a la hora de elegir el aislamiento térmico adecuado a nuestras necesidades son:

  • La conductividad térmica: es la capacidad de un material para transmitir el calor y se expresa con un símbolo λ seguido de un valor inferior a 0,060 y el índice que refleja la efectividad del material aislante. Este valor debe estar incluido en la etiqueta del producto y habrá que tener en cuenta que su valor será independiente del espesor del material.
  • La resistencia térmica: es la capacidad de un material para evitar el paso del calor a través de él. Este valor depende de dos características fundamentales y se calcula al dividir el espesor del material, entre la conductividad térmica de diseño del material (λ).
    A diferencia del caso anterior, a un mayor espesor, obtendremos una mayor resistencia térmica. En los materiales de construcción, la información relativa a la resistencia térmica viene expresada por una R y un signo de “mayor que” (>) seguido de una cifra entre 0,25 y 5, aunque no todos los fabricantes la incluyen.
  • La resistencia al paso del vapor de agua: es especialmente importante porque si el aislamiento permite que la humedad del aire contacte con su superficie fría, se formará condensación, favoreciendo problemas como el moho. Además, la humedad puede variar algunos valores como la conductividad, la densidad y la capacidad calorífica de un material.
  • Reacción contra el fuego: uno de los aspectos fundamentales en la protección pasiva contra el fuego, regulado por la normativa, es la utilización de materiales no combustibles en la edificación. Este valor debe obligatoriamente aparecer indicado en todos los materiales de construcción.

En resumen

Cuanto mayor sea el espesor y menor la conductividad térmica en un material, obtendremos una resistencia térmica mayor, lo que nos permitirá reducir la transmitancia total del cerramiento y cumplir con los valores límite establecidos por la normativa actual.

Además, una vez conocidas las características de cada material aislante térmico, resultará más sencillo establecer una comparación entre los diversos tipos y opciones de tal forma que podamos obtener un patrón en cuanto a comportamiento, colocación y prestaciones.