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Edificio enfermo en arquitectura: principales factores de riesgo

Publicado por S&P          julio 8, 2019          Lectura: 3 min.

Un edificio enfermo en arquitectura es aquel tipo de edificación en la que sus ocupantes experimentan efectos molestos o trastornos relacionados con la salud o la comodidad y que aparentemente están relacionados con el tiempo que las personas pasan en él.

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Y la realidad es que no se puede identificar ninguna enfermedad concreta o causa específica con este concepto y los afectados pueden estar localizados en una habitación o zona en particular o pueden estar distribuidos por todo el edificio. Su diagnóstico se realiza por exclusión.

Perfil de un edificio enfermo

En principio, realizar el diagnóstico de un edificio enfermo no es fácil. Cuando nos referimos a un edificio enfermo hablamos de edificios que presentan problemas en relación con una serie de anomalías relacionadas con su equipamiento y con el inadecuado funcionamiento de sus instalaciones como, por ejemplo:

  • Sistema de ventilación inexistente o insuficiente que se traduce en una mala circulación y calidad del aire interior.
  • Mala distribución del aire: provocando estratificaciones y zonas sin ventilación.
  • Sistema de ventilación forzada: común a todo el edificio o a grandes áreas de éste, en los que se produce recirculación parcial del aire. Es especialmente peligroso si las tomas de renovación del aire están situadas en lugares inadecuados.
  • Unidades de tratamiento de aire y recuperadores de calor de baja calidad constructiva puede suponer un factor de riesgo debido a la contaminación cruzada entre el aire de aportación y extracción.
  • Incorrecto filtrado del aire por falta de mantenimiento o diseño inadecuado, especialmente cuando la calidad del aire exterior es baja o hay elevada recirculación.
  • Exceso de electricidad estática generado por moquetas y otros revestimientos textiles.
  • Excesiva Intensidad de los campos magnéticos producido por equipos eléctricos.
  • Sistema de climatización ineficaz o de poca precisión que dificulta el control zonal de temperatura.
  • Diferencias de presión entre espacios, originando corrientes de aire y cambios en las condiciones termohigrométricas.

En estos casos, puede darse la circunstancia de que los ocupantes de este tipo de edificios empiecen a sufrir una serie de sintomatologías agrupadas en cinco categorías fundamentalmente:

  • Trastornos oculares: como el escozor, lagrimeo o enrojecimiento
  • Trastornos en las vías respiratorias superiores: como la congestión nasal, hemorragia nasal, sequedad y dolor de garganta, ronquera…
  • Trastornos pulmonares: opresión torácica, sensación de ahogo, tos seca
  • Trastornos cutáneos: eritema, sequedad cutánea
  • Trastornos generales como dolores de cabeza, somnolencia, letargo, dificultad para concentrarse, náuseas, mareos, letargo, etc.

La prevalencia de estos síntomas y su relación con el tiempo que se pasa en el interior del edificio, serán factores definitivos para el diagnóstico del síndrome del edificio enfermo.

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Factores de riesgo

A la hora de profundizar en las posibles causas que determinen la aparición de un edificio enfermo nos encontramos con numerosos factores de riesgo de diversa índole:

  • Factores físicos: en relación a una iluminación inadecuada, al ruido, la temperatura y la humedad relativa. También la ventilación y la circulación del aire son factores que influyen en el bienestar y en el confort de los ocupantes de un edificio.
  • Factores químicos: en relación a la exposición simultánea a varios factores químicos y sus consecuencias en la salud, especialmente si se da de forma continuada aunque sea en bajas concentraciones.
  • Factores biológicos: existen una amplia diversidad de microorganismos como hongos (mohos y levaduras), bacterias, virus que pueden ser encontrados en el ambiente de interior.

También se debe considerar como factor de riesgo la contaminación exterior. El aire exterior que entra en un edificio puede ser una fuente de contaminación atmosférica del interior.

Medidas preventivas

Como medidas preventivas será fundamental tener en cuenta tres acciones fundamentales:

  • Buen diseño del edificio
  • Mantenimiento eficaz del sistema de climatización
  • Remodelación inteligente una vez detectado el problema

Se recomienda que se inspeccionen las distintas áreas del edificio en busca de puntos de mal funcionamiento de las instalaciones de climatización y ventilación, un diseño defectuoso o una contaminación obvia; y que se determine el flujo de aire, la temperatura, la humedad, las concentraciones de CO2, y las diferencias de presión en diferentes áreas del edificio.

La información recopilada, puede revelar problemas locales de funcionamiento de los sistemas e instalaciones que pueden ser corregidas con un mínimo esfuerzo. Además, será aconsejable programar labores de mantenimiento de los equipos con regularidad además de su limpieza y del cuidado de los sistemas de filtración.

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