Con motivo del contexto sanitario en el que nos encontramos están comenzando a generalizarse ciertos productos y sistemas de desinfección y purificación de espacios interiores.
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Productos como el ozono o las cámaras de desinfección están surgiendo como variables a emplear en el futuro inmediato con el objetivo de desinfectar espacios y “limpiarlos” de cualquier rastro de virus. Sin embargo, estos productos en muchos casos no cumplen su cometido e incluso pueden ser perjudiciales para la salud de las personas. En el caso que nos ocupa y siguiendo la información oficial aportada por el Ministerio de Sanidad, dentro de lo que denominamos “biocidas” se pueden diferenciar tres tipos: bactericidas, fungicidas y virucidas.
Uno de los productos que más relevancia ha obtenido es el ozono, cuya aplicación se realiza in situ y su comercialización se debe notificar al Ministerio de Sanidad. Este organismo ha elaborado una lista de puntos advirtiendo de su modo de uso:
- En presencia de personas no se puede usar este producto.
- Los profesionales que lo apliquen deben contar con los trajes y medidas protectoras necesarias.
- El ozono, al ser una sustancia química peligrosa, puede producir efectos adversos. En el inventario de clasificación de la ECHA (Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas) se notifica la clasificación de esta sustancia como peligrosa por vía respiratoria, pudiendo producir irritación de piel y daño ocular.
- El lugar donde se ha realizado la desinfección debe ser ventilado adecuadamente antes de volver a usarlo.
- Puede reaccionar con sustancias inflamables y producir reacciones químicas peligrosas al contacto con otros productos químicos.
Con esta base de información debemos resaltar la importancia de la ventilación, ahora más que nunca por motivos evidentes. La ventilación constituye una actividad básica en la “lucha” contra el virus tanto a nivel particular (hogares y viviendas) como en la propia purificación de espacios interiores de uso público.
A nivel particular: ventilación residencial
Siempre hemos afirmado que realizar una ventilación adecuada es indispensable para mantener la salubridad y buenas condiciones de una habitación o local, pero en la situación actual lo es incluso más.
Al toser, estornudar o hablar se expulsan y diseminan microgotas que es sabido pueden contener el virus en caso de personas infectadas (con síntomas o sin ellos). El virus, en estas ocasiones, se mantendría presente en la estancia o estancias donde haya estado la persona infectada aumentando la carga viral si no se elimina dicho virus. Por tanto, entrarían en juego dos variables: la desinfección y la ventilación.
En el caso de la desinfección es recomendable el empleo de lejía y la ventilación debe ser asidua para ayudar a eliminar tanto la posible presencia viral como el resto de contaminantes (dióxido de carbono, polvo, partículas en suspensión, malos olores…) que hemos comentado en otras publicaciones.
Al realizar una ventilación de forma rutinaria, logramos eliminar o disminuir esa posible carga viral presente en la estancia y mejoramos la calidad del aire interior que sigue siendo un aspecto imprescindible para prevenir posibles patologías.
Locales comerciales: desinfección de áreas interiores
En muchas ocasiones, el proceso de desinfección se realiza con ozono y lo recomendable es realizar una buena ventilación tras la desinfección para evitar posibles problemas de salud asociados.
De forma paralela, la ventilación rutinaria tiene que ser un aspecto prioritario por los motivos que hemos explicado anteriormente.
La importancia de la experiencia
En este contexto de creación y surgimiento de diferentes sistemas e incremento de la concienciación respecto a la importancia que tienen acciones como la ventilación (que siempre ha sido básica) queremos hacer hincapié en la relevancia de confiar en proveedores con amplia experiencia en el sector.
