El desarrollo de la vida cotidiana se da, además de en nuestros propios hogares, en otros edificios donde se llevan a cabo todas las actividades que construyen nuestra esfera social: edificios docentes, culturales, de oficinas, sanitarios, etc.
En todos ellos se consume energía para atender diferentes necesidades, como el acondicionamiento térmico, la iluminación, la ventilación, el suministro de agua caliente, etc. Este consumo supone el 20% del cómputo global del consumo energético de España.
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El consumo energético del sector de la edificación en las ciudades está por encima del realizado por el transporte, teniendo en Madrid un 66% del consumo frente a un 34% o incluso un 80% de consumo energético de la edificación frente a un 20% del transporte en Vitoria según se desprende del estudio Ciudades Energéticamente Sostenibles: la transición energética urbana a 2030.
Esto se debe en parte a que recibimos un parque inmobiliario que no ha aplicado medidas de eficiencia energética en su construcción, estimándose que más de la mitad del existente no incluye medidas de aislamiento térmico. Esto hace que requiera de una alta inversión de energía para acondicionar sus espacios interiores de acuerdo a los estándares de confort cumpliendo con un consumo sostenible de energía.
La estrategia sostenible en edificación, que hemos expuesto ampliamente en el blog de S&P, es fácilmente aplicable en las nuevas construcciones, pero no resulta tan evidente cuando se trata de llevarlas a cabo en los inmuebles ya construidos. Si tenemos en cuenta que la vida útil de un edificio puede superar los cien años, nos encontramos ante una grandísima cantidad de edificaciones con una larga perspectiva de uso que deben llevar a cabo un proceso de mejora de su eficiencia energética en rehabilitación.
Según la Directiva (UE) 2018/844 relativa a la eficiencia energética, se exige la completa descarbonización del parque edificado de la Unión Europea para 2050. Esto implica que a nivel comunitario la tasa de rehabilitación energética integral del parque residencial ha de ser de un 3% anual hasta esa fecha. La rehabilitación energética es un asunto crucial en la nueva agenda del sector.
Intervenciones para mejorar la eficiencia energética en rehabilitación
Cuando hablamos de rehabilitación energética, particularmente en edificios de viviendas, encontramos que los elementos sobre los que debemos intervenir son
- Ventanas.
- Fachadas.
- Cubiertas.
La rehabilitación de cada uno de estos elementos supone una dificultad y unos costos diferentes, veremos cuál es el nivel de dificultad para llevar a cabo cada una de estas intervenciones y la posibilidad de realizar una rehabilitación integral, que actúa sobre todos los elementos descritos.
Cambio de ventanas
Es el tipo de actuación más sencilla para una rehabilitación energética, debido a la facilidad de su ejecución y su menor coste. Dependiendo del tipo de ventana que decidimos cambiar, el ahorro en calefacción que supone instalar una ventana energéticamente eficiente será entre el 10% y el 25%.
Reacondicionamiento de fachadas
El aislamiento es la solución más adecuada para asegurar la eficiencia energética en rehabilitación, así que el objetivo al intervenir en las fachadas es incrementar su capacidad aislante. Generalmente consiste en añadir una capa aislante, que puede ser una cámara de aire, o un aislante interno o externo. El tipo de acción a llevar a cabo depende esencialmente del tipo de fachada sobre la que hay que realizar las modificaciones, escogiendo el sistema más oportuno para cada caso particular.
El ahorro potencial en el consumo de calefacción en una vivienda tras una rehabilitación energética de sus fachadas puede situarse en un 30-50%. A pesar de que la perspectiva de ahorro es mucho mayor que en el caso de sustitución de ventanas, es una intervención menos frecuente ya que el costo de esta intervención es mayor y el retorno de la inversión requiere de cierto tiempo.
Reacondicionamiento de cubiertas
De la misma manera que en el caso de las fachadas, se trata de añadir una barrera aislante que reduzca las pérdidas térmicas. Su repercusión en el consumo energético implica un ahorro situado entre el 5 y 15%, para cubiertas de edificios de viviendas anteriores a 1980.
Rehabilitación integral
Esta es una situación en la que se llevan a cabo todas las intervenciones descritas anteriormente, de manera que es la rehabilitación que más ahorro energético ofrece, se estima que entre un 60% y un 70%. A su vez, esto se traduce en una reducción de emisiones de CO2, que como sabemos, es clave en la estrategia sostenible.
Últimas iniciativas para motivar para motivar la rehabilitación con criterios de sostenibilidad
Recientemente acaba de ser presentado el Pasaporte del Edificio, una herramienta integra un plan de rehabilitación energética para los edificios y está diseñada como una hoja de ruta que acompaña en el proceso a las comunidades de vecinos o a los propietarios de viviendas unifamiliares, mostrando las necesidades particulares de cada caso, indicando las acciones a realizar. Contempla cinco fases: diagnóstico, planificación, compromiso, ejecución y evaluación.
El objetivo es incentivar y facilitar el proceso de rehabilitación, con el fin de agilizar el proceso de cara a las exigencias europeas. Finalmente se trata de aumentar la calidad global de las edificaciones que tienen potencial para ser rehabilitadas, mejorando las condiciones de vida de los ocupantes y disminuyendo su impacto ambiental.
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