La calidad del aire interior en centros educativos es básica para el bienestar de los alumnos que se encuentran en sus aulas. Cuando pasamos mucho tiempo en el interior de un edificio y el aire está viciado, podemos sentir malestar y si esta situación se prolonga en el tiempo, podemos llegar a sufrir patologías.
Tabla de contenidos
Cuidar la calidad del aire interior en centros educativos es especialmente importante ya que sus ocupantes son mayoritariamente niños y jóvenes.
En los últimos años, han surgido diversos estudios cuyas vías de investigación se centran en cómo las partículas contaminantes pueden afectar el desarrollo cognitivo de los niños así como su capacidad de atención y su rendimiento. Por lo tanto, conocer cómo mejorar la calidad del aire interior en centros educativos se torna imprescindible.
¿Qué dice la legislación sobre la calidad del aire interior en centros educativos?
En primer lugar, debemos profundizar en la normativa a aplicar en estos espacios. En otras ocasiones hemos tratado el Documento Básico HS. Sin embargo, éste no es de aplicación en centros educativos, en los cuales se debe cumplir el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios).
En el RITE se establecen los requisitos mínimos sobre calidad de aire interior que deben cumplirse en los edificios de uso no residencial. Para ello se establecen 4 niveles de calidad de aire distintos, desde IDA-1 calidad óptima, hasta IDA-4 calidad baja.
- La categoría IDA-1 aplica a diferentes edificios de uso público entre los que se incluyen las guarderías.
- La categoría IDA-2, corresponde a los locales y espacios interiores con buena calidad del aire. Dentro de esta categoría se encuentran, entre otros, las aulas educativas (en general).
El RITE establece que los nuevos edificios de uso público y, por ende, los centros educativos deben contar con un sistema de ventilación que permita introducir el caudal de aire exterior necesario y expulsar el aire viciado del interior, así como establecer los filtros necesarios para garantizar el nivel de calidad del aire exigido.
En el caso de las guarderías se deberá introducir un caudal de aire mínimo de 20 dm3/s por niño con un nivel de filtrado F8 o F6+F8 en función de la calidad del aire exterior.
Para el resto de aulas, el caudal de aire mínimo será de 12,2 dm3/s por niño con un nivel de filtrado F9 o F7+F9 en función de la calidad del aire exterior.
Los sistemas de ventilación para los centros educativos pueden ser de tipo monozona o multizona:
- El primer tipo presenta una unidad de ventilación con recuperación de calor independiente para cada aula, existen por tanto tantos recuperadores como aulas.
- En el sistema multizona, un solo recuperador realiza la ventilación de varias aulas. Estos últimos sistemas suelen ser los más eficientes, si bien su instalación es algo más compleja ya que es necesario realizar redes de conductos que discurran entre las distintas aulas e instalar compuertas de regulación que ajusten el caudal de cada aula a las necesidades reales.
Los beneficios de instalar filtros
La inclusión de los filtros en los centros educativos puede ser un aspecto clave en la mejora del rendimiento de los alumnos. Esta conclusión se deriva, entre otros, de un estudio realizado por Michael Gilraine a raíz de la fuga de gas de Aliso Canyon en 2015, cerca de la ciudad estadounidense de Los Ángeles.
Como consecuencia de esta fuga de gas, se instalaron filtros de aire en numerosos centros educativos cercanos a donde se había producido el escape. A pesar de que las mediciones de calidad del aire no revelaban valores contaminantes que excedieran los límites, la situación obligó a las autoridades a colocar dichos filtros.
Michael Gilraine analizó los resultados académicos de los alumnos tras la instalación de los filtros y los comparó con los resultados anteriores llegando a la conclusión de que el rendimiento había incrementado notablemente.
Complementando este estudio, hay que puntualizar la importancia que tienen los filtros para eliminar las partículas ultrafinas PM 2.5 que pueden encontrarse en el aire exterior.
Si las investigaciones de éste y otros estudios se aceptan, se pondría de manifiesto que los filtros de aire cumplirían un papel muy importante en el rendimiento de los estudiantes. Al igual que la ubicación del centro educativo, puesto que la calidad del aire exterior varía en función de la zona no solo de un país o región, sino también dentro de una propia ciudad.
Medidas para asegurar la calidad del aire interior en centros educativos.
Además de lo mencionado en los apartados anteriores en torno a la instalación de sistemas de ventilación y filtrado del aire procedente del exterior, se pueden llevar a cabo otra serie de medidas cotidianas que desemboquen en una mejora de la calidad del aire. Vamos a ver a continuación algunas de las mismas:
- Tener precaución con los productos de limpieza empleados. Lo mejor es evitar lo máximo posible los compuestos químicos de dichos productos, sustituyéndolos por productos naturales no tóxicos.
- Evitar el uso de mobiliario, elementos de construcción y/o decorativos que desprendan sustancias contaminantes. Este caso es, por ejemplo, el de la pintura de pared donde lo más recomendable es usar pinturas de base acuosa sin disolventes.
- Los elementos que componen el mobiliario deben ser lo menos contaminantes posible, es decir, que sus emisiones de COV (Compuestos Orgánicos Volátiles) sean mínimas.
- Otros puntos clave y que pueden ayudar son la, la instalación de purificadores de aire o la presencia de plantas naturales que, además de darle un toque natural a las estancias, mejoran la calidad del aire de las mismas actuando como filtros naturales.
La calidad del aire interior de los centros educativos debe ser una prioridad por la importancia que tiene en la salud, el bienestar y el rendimiento de los alumnos y docentes que desarrollan su labor diariamente. Por lo tanto, implementar un sistema de ventilación y filtrado que permita alcanzar los niveles de calidad exigidos e, incluso mejorarlos, se torna indispensable.