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Objetivos de desarrollo sostenible, una mirada puesta en el futuro

Publicado por S&P          enero 17, 2022          Lectura: 4 min.

Tras más de dos años de consultas e investigación, en septiembre de 2015, la ONU aprobó en su Asamblea General la Agenda 2030. Se trata de un ambicioso plan en el que los estados miembros se comprometen a tomar medidas para mejorar el bienestar de las personas, cuidar el planeta y fortalecer la paz y la justicia. Se articula en los famosos 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, que abarcan la esfera económica, social y medioambiental. 

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En este artículo, nos detendremos en tres de ellos, ya que son muy significativos para mostrar lo que supone este nuevo paradigma: los relativos al acceso a la energía (ODS 7), a la transformación del sector productivo (ODS 9) y el relacionado con las nuevas ciudades (ODS 11).  

La importancia de obtener energía asequible y no contaminante 

El acceso a la energía es un derecho universal y como tal debería ser tratado. Además, no tiene nada que ver con la modernidad, porque poder calentarse, cocinar o tener algún tipo de iluminación artificial ha sido una necesidad humana desde el principio de los tiempos. Lejos de ser un artículo de lujo, tal como parece desprenderse del tipo impositivo que se aplica a las facturas de estos suministros, la energía asequible debería ser un bien garantizado para toda la población en cualquier rincón del planeta.

De ahí la importancia de que la ONU haya reconocido explícitamente esta prioridad entre los compromisos de la Agenda 2030. Concretamente, en su Objetivo 7: Asegurar el acceso a energías asequibles, fiables, sostenibles y modernas para todos. Tal como se desprende de este enunciado, este reto tiene una doble naturaleza:

  • Garantizar el acceso universal a la energía.
  • Procurar que los recursos energéticos sean sostenibles.

Se trata, sin duda, de una verdadera revolución energética con numerosas aristas. La más difícil de salvar es que se suele identificar el acceso a las energías limpias y renovables con las sociedades más ricas, mientras se mantienen las fuentes contaminantes en los países menos desarrollados. El impulso debe enfocarse en proporcionar a los gobiernos ayudas iniciales para poder invertir en las instalaciones, porque una vez montadas, los costes del consumo de las energías renovables se abaratan inmediatamente.

Junto a estas medidas, el otro elemento imprescindible pasa por trabajar la eficiencia energética. No hay mucho que descubrir en este asunto: hay que reacondicionar los edificios para mejorar su aislamiento térmico e instalar sistemas de climatización y ventilación más eficientes.

Cambios en industria, innovación e infraestructura

Otro de los retos planteados en la Agenda 2030 que merece singular atención es el definido como ODS 9: Desarrollar infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación. Esta iniciativa se fija en uno de los pilares de la sociedad, el que se refiere a los procesos productivos, con la intención de que se reduzcan las enormes brechas tecnológicas que existen entre los países sobre este asunto.

Pero no solo existe una enorme diferencia en el acceso a tecnología e innovación entre regiones o naciones del mundo, también entre segmentos de la población de un mismo Estado. Esta brecha es la responsable de las limitaciones que inciden en una baja productividad y, como consecuencia, en la competitividad. 

Por tanto, son muchas las actuaciones que se deben implementar en esta línea de trabajo. Una de las más importantes tiene que ver con garantizar la salubridad de los espacios de trabajo, mejorando las condiciones de confort térmico; sin olvidar la importancia que tiene la calidad del aire en la productividad de los trabajadores.

El papel de las ciudades y comunidades sostenibles

Todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 son, por definición, muy genéricos, ya que se trata de abarcar realidades muy distintas dependiendo del país en el que se ponga el foco de atención. Un claro ejemplo es el encabezamiento del ODS 11: Conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Casi todo cabe en este planteamiento, aunque de lo que no hay duda es del papel protagonista que confiere al modelo de ciudad que se promueva en el futuro.

Es lógico si pensamos que más de la mitad de la población mundial vive actualmente en ciudades; y los modelos migratorios hablan de dos tercios de urbanitas en el horizonte del 2050. Por tanto, no se puede dejar de contar con las ciudades si queremos alcanzar esos objetivos de igualdad, eliminación de la pobreza, sostenibilidad y garantía de bienestar y salud.

Una de las claves para transformar nuestras actuales ciudades, contaminadas y contaminantes, en espacios saludables y respetuosos con el medioambiente pasa por construir edificios eficientes energéticamente hablando y saludables. Entre otras medidas, hay que adoptar los siguientes parámetros de calidad:

  • Diseñar las viviendas teniendo en cuenta los condicionantes externos (ubicación, clima, vegetación…) y las necesidades funcionales y estéticas de los habitantes.
  • Garantizar construcciones seguras, protegidas frente a riesgos y accesibles.
  • Incidir en el aislamiento térmico y acústico como elementos imprescindibles para asegurar la eficiencia energética.
  • Instalar un sistema de ventilación con filtros que garantice la máxima calidad del aire interior, reteniendo gases contaminantes, partículas volátiles y microorganismos dañinos para la salud.
  • Optimizar la iluminación natural por sus beneficios sobre la salud y como medida de eficiencia energética.
  • Suministrar agua potable con sistemas de consumo eficiente y tratamiento de reciclado.

La Agenda 2030 es un encomiable compromiso por un desarrollo justo e igualitario que llegue a todos los rincones del planeta. Un esfuerzo en el que no solo los gobiernos deben sentirse implicados, las empresas y los ciudadanos tenemos mucho que aportar en temas de ahorro energético, sostenibilidad o cuidado de la salud, entre otros.

La importancia de una buena ventilación