El certificado de eficiencia energética o certificado energético de un edificio o vivienda es un documento, de carácter obligatorio desde junio de 2013, que debe ser emitido por un técnico competente para su realización y en el que se incluye la información sobre la evaluación energética de un inmueble.
Tabla de contenidos
El sistema de evaluación establece siete niveles de certificados en función de las emisiones de dióxido de carbono, potencialmente generadas por el consumo energético, y el consumo de energía del edificio. Así, y conforme a la normativa RD-235/2013, se establece una clasificación que va desde la letra “A” para catalogar el mayor nivel de eficiencia hasta la letra “G” como categoría menos eficiente.
Este certificado de eficiencia energética es imprescindible, salvo excepciones, para los propietarios de cualquier vivienda, oficina o local que vaya a ser objeto de una operación de compraventa o de alquiler.
El objeto de esta exigencia es el de favorecer la promoción de edificios de alta eficiencia energética y las inversiones en ahorro de energía, contribuyendo además a informar de las emisiones de CO2 por el uso de la energía proveniente de fuentes emisoras en el sector residencial, lo que facilitará la adopción de medidas para reducir las emisiones y mejorar la calificación energética de los edificios a nivel general.
Qué datos figuran en el certificado de eficiencia energética
En todo certificado de eficiencia energética deberá figurar la identificación del edificio o la parte del mismo que se certifica (vivienda, local…) incluyendo su referencia catastral. Además, se indicará el procedimiento escogido para la calificación energética; la normativa sobre ahorro y eficiencia de aplicación en el momento de la construcción si la hubiera (antes de 1981 no existía normativa de obligado cumplimiento que regulara la eficiencia energética en los edificios) y las comprobaciones, pruebas e inspecciones llevadas a cabo por el técnico certificador con el fin de establecer la conformidad con la información contenida en el documento.
El certificado de eficiencia energética de edificios consta además de una serie de anexos:
- Anexo 1: donde aparece la descripción de las características energéticas del edificio (envolvente térmica, instalaciones, condiciones de funcionamiento y ocupación…)
- Anexo II; en el que se muestra la calificación energética del edificio. Este segundo anexo fue ampliado en la última actualización de la normativa y se incluyeron los valores de calificación obtenidos mediante indicadores parciales para calefacción, refrigeración y ACS en uso residencial (viviendas y edificios de viviendas), y también para iluminación en edificios terciarios (locales y edificios de uso distinto al residencial).
- Anexo III; con recomendaciones para la mejora de la eficiencia energética. Este documento recogerá las medidas recomendadas por el técnico certificador clasificadas según su viabilidad técnica y económica y que deberán permitir, en el caso de que el propietario del edificio las lleve a cabo, mejorar como mínimo un nivel en su calificación energética.
- Anexo IV; con las pruebas, comprobaciones e inspecciones llevadas a cabo por el técnico certificador.
Con carácter posterior a la emisión del certificado energético de un edificio se obtendrá la etiqueta energética. Esta etiqueta, cuyo contenido es un resumen del certificado energético mostrará la calificación de la eficiencia energética del edificio según la letra y el indicador numérico que le corresponda informando sobre las calificaciones obtenidas en cuanto a consumo de energía primaria no renovable, así como las emisiones de CO2 debidas al consumo de energía del edificio y de consumo de energía primaria no renovable.
Actualmente la gestión y emisión de esta etiqueta energética varía en función de cada Comunidad Autónoma.
Cómo mejorar la calificación energética de un edificio
Como ya hemos comentado, el certificado energético de edificios contiene en uno de sus anexos, una serie de recomendaciones o propuestas para la mejora de la eficiencia energética del inmueble, además del coste y el ahorro que supondría el hecho de llevarlas a cabo, ya que no son de carácter forzoso para el propietario.
La propuesta recogida en el documento debe mejorar además la calificación energética en, al menos, una letra.
Así, las acciones que pueden llevarse a cabo para mejorar la eficiencia energética de un edificio, vivienda o local serán de aplicación en tres áreas principalmente: la envolvente del edificio, sus instalaciones energéticas y sus sistemas de gestión y control. Y en este sentido se hará especial énfasis en los siguientes puntos:
- En cuanto a la envolvente del edificio: uno de los problemas más habituales en la mayor parte de viviendas es su aislamiento térmico y la utilización de acristalamientos inadecuados en función de su orientación y zona climática. Así, cualquier mejora en el aislamiento térmico del edificio o en sus cerramientos, tanto en el sellado, carpinterías o acristalamiento redundará en una mejora notable de la eficiencia energética.
- Las instalaciones de calefacción, refrigeración, agua caliente sanitaria o ventilación también serán fundamentales a la hora de evaluar energéticamente un inmueble. Con un adecuado aislamiento térmico conseguiremos reducir la demanda de consumo de estas instalaciones, pero también será necesaria la sustitución de los equipos de climatización por otros más eficientes y la instalación de sistemas de ventilación mecánica con recuperación de calor como la solución idónea ante las actuales exigencias en el ámbito del ahorro energético y la calidad del aire interior.
- Además, la utilización de sistemas de gestión y control de las instalaciones del edificio o vivienda a certificar será fundamental en la mejora de su eficiencia energética. Los avances tecnológicos de las últimas décadas pueden proporcionar importantes ahorros especialmente en el consumo energético. Actualmente la digitalización de los sistemas de control se aplica en instalaciones de calefacción, refrigeración, agua caliente sanitaria… Existen también sistemas de ventilación inteligentes y en definitiva, diversos tipos de tecnologías compuestas por sensores inteligentes y otros dispositivos que suministran gran cantidad de datos para evaluar situaciones y tendencias e incluso detectar patrones en el comportamiento de los usuarios lo que permitirá asimismo, una optimización de los sistemas del edificio o vivienda.
El certificado de eficiencia energética lejos de ser un trámite administrativo, debe convertirse en una oportunidad para hacer nuestra vivienda o edificio más eficiente, reducir su consumo de energía y sus emisiones de CO2 aumentando de esta forma su cotización a la hora de vender o alquilar. Sin olvidar que, el coste que suponga acometer cualquier reforma para mejorar nuestra calificación energética se verá compensado con una menor factura de energía.
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