Un recuperador de energía es un equipo que nos permite ventilar una estancia o local de forma controlada minimizando las pérdidas energéticas.
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El objetivo principal de estos equipos es el de utilizar la temperatura del aire de retorno para disminuir el trabajo del sistema de calefacción y de aire acondicionado. Esto es posible ya que este tipo de equipos recuperan parte de la energía del aire climatizado a través del sistema de ventilación mecánica de dicho aire mediante un intercambiador, un elemento diseñado para trasferir energía en forma de calor de un medio, por ejemplo, un gas o líquido, a otro.
La aplicación más habitual de los recuperadores de energía se da en sistemas de ventilación y aire acondicionado con el objetivo de obtener el mayor nivel de eficiencia energética en este tipo de sistemas.
Cómo funciona un recuperador de energía
Antes de nada, conviene saber que existen fundamentalmente dos tipos de recuperadores en función de la energía recuperada; un primer tipo con capacidad para recuperar únicamente energía sensible llamados recuperadores térmicos y un segundo tipo, que recuperan tanto energía sensible como latente, conocidos como recuperadores entálpicos o recuperadores de energía.
Con el fin de garantizar una ventilación eficiente, los sistemas de ventilación mecánica incorporan un recuperador de calor que basa su funcionamiento en el aprovechamiento de las propiedades psicométricas del aire que extraemos del edificio (temperatura y humedad) para intercambiarlas con el aire de ventilación que impulsamos del exterior.
Este sistema de intercambio térmico nos permite precalentar o preenfriar el aire exterior en el proceso de renovación del aire interior recuperando un elevado porcentaje de la energía consumida por el sistema y, generando de esta forma, un importante ahorro energético y económico.
Para la recuperación del calor de la extracción, estos equipos incorporan un elemento llamado intercambiador de calor, en el que se produce una cesión de calor del aire más caliente (el del interior del edificio o aire de extracción) con el aire más frío (aire del exterior) sin mezclar los flujos de aire.
Tipos de intercambiadores de calor
Existen tres tipos de intercambiadores de calor:
- Intercambiadores de flujo cruzado, en el que los flujos de aire de entrada y salida se cruzan en el interior del intercambiador en sentido perpendicular uno del otro. Con este tipo de recuperadores se suele conseguir una eficiencia de hasta el 75%.
- Intercambiadores de contraflujo (o flujo paralelo), en los que el principio de intercambio es el mismo, pero los flujos de entrada y salida del aire circulan paralelos y a contracorriente en el interior del intercambiador, con lo cual el tiempo y la superficie de cesión de calor es mayor y, por tanto, se incrementa la capacidad de recuperación. Con este tipo de recuperadores se suele conseguir una eficiencia hasta del 95%.
- Intercambiadores rotativos, en los que el intercambio entre ambos flujos se produce gracias al movimiento rotativo del propio intercambiador en unas celdillas metálicas calentadas por el flujo caliente que pasa a través de ellas, y que, a su vez, ceden el calor tomado al flujo de aire frío. Con este tipo de intercambiador se consiguen eficiencias de hasta el 85%.
En resumen, la eficiencia energética de un recuperador de energía dependerá tanto del tipo de intercambiador que incorpore, como de las condiciones de temperatura y humedad del aire y del caudal que circule a través de él, teniendo en cuenta que:
- A mayor diferencia de temperatura entre el aire exterior y el aire interior, es decir, a mayor salto térmico, más ahorro energético.
- El rendimiento del recuperador varía en función del caudal circulado (a más caudal menos eficiencia). Será, por tanto, fundamental realizar un adecuado dimensionamiento de la instalación y seleccionar el recuperador de calor adecuado en función del caudal necesario.
Elemento clave para la ventilación eficiente
Como hemos visto, los recuperadores de calor son un elemento fundamental para lograr una ventilación eficiente en los actuales sistemas de ventilación mecánica controlada y aportan, además, unas óptimas condiciones de salubridad y confort en el interior de las estancias, renovando el aire y optimizando el consumo energético.
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